miércoles, 19 de diciembre de 2012

2ª evaluación. Clase 1: 5-12-2012

       En esta segunda evaluación hemos empezado hablando del liderazgo. La RAE define al líder como la "persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora". Cada líder debe tener muchas virtudes, pero también, irremediablemente, tiene muchos defectos. De esto es lo que vamos a hablar en esta entrada. 
       Entre las virtudes de un líder podemos encontrar las siguientes:
  • Paciencia. El líder debe dar ejemplo de comportamiento. Si pierde los papeles con el resto de miembros del grupo, no puede pretender que los demás integrantes tengan un comportamiento adecuado. 
  • Humildad. En mi opinión, esta es la virtud más importante de todo líder. No se puede ser arrogante si se es líder de un grupo. La humildad consiste en pensar menos en uno mismo e intentar pensar por todo el grupo.
  • Respeto. Un líder debe tratar a todos los demás como a gente importante. Debe mostrar interés por los éxitos de los demás miembros del grupo.
  • Honradez. Es la cualidad de un líder que más confianza genera en el resto de los miembros. El comportamiento del líder debe ser sin engaños.
      Por otro lado, es frecuente encontrar algunos defectos en los líderes y podemos destacar:
  • Abuso de poder. En ocasiones, un líder puede no tratar bien al resto de los miembros del grupo por sentirse superior a ellos. 
  • Falta de respeto. Este defecto viene muy ligado al anterior, ya que la falta de respeto se puede deber a que el líder crea que tiene algún tipo de poder sobre los miembros del grupo y, por este motivo, perder todo respeto hacia ellos cuando se comuniquen.
  • Mala organización. Es común que a un líder, después de llevar un tiempo siéndolo, el liderazgo le quede grande. Es posible que no sepa organizar al grupo y que no sea capaz de que haya un trabajo ordenado en él. 
      A continuación, dejo un breve relato infantil sobre el liderazgo. A mí, personalmente, me ha gustado mucho :)

Cierto rey ordenó a sus dos hijos construir dos grandes acueductos que llevaran agua a los maltrechos campos reales, muy castigados por una gran sequía. El primero tomó parte de las riquezas y ejércitos del padre y con ellos fue al Norte, donde ordenó a los habitantes de aquellas tierras trabajar duro en la construcción de la gran obra. El hijo del rey dirigió la obra diligentemente, pagando justamente a los aldeanos y terminándola en el tiempo previsto de dos años.
Orgulloso de su trabajo, se presentó en palacio, donde se encontró con las celebraciones por la próxima coronación de su hermano como rey. Le contaron que había tardado sólo un año en construir el acueducto del Sur, y que lo había hecho sin apenas soldados ni dinero.
Aquello le pareció tan extraño que comenzó a investigar la obra del Sur, llegando a descubrir no pocas irregularidades. Volvió entonces alarmado a informar a su padre para evitar la locura de la coronación de su hermano.

-¿Por qué dices eso? ¿Hay algo que deba saber? - respondió el rey.
- Sabes cuánto quiero a mi hermano, pero debe haberse vuelto loco, pues ha manchado nuestro nombre mil veces. Construyó el acueducto desviándose de los planos. Creó salidas de agua que llegan a otros campos antes del tuyo, al que apenas llega la mitad de agua. Desafió al primer ministro en presencia de los aldeanos, se fue sin pagar nada a quienes trabajaron, y hasta utilizó a tus soldados como obreros. Y quién sabe si esto es sólo el principio...

El rey, mirando a su hijo con cariño, respondió:
- Hijo mío, lo que dices es cierto. Tu hermano tuvo la iniciativa de modificar la obra para mejorarla; la sabiduría para proponer algo que mejoraría las vidas de todos y así convencer a los aldeanos de trabajar rápido y gratis; la valentía para enfrentarse al primer ministro por defender la justicia; y el carisma para poner a sus soldados a trabajar en la obra más horas que los aldeanos. Su compromiso fue tan grande que él mismo fue quien más tiempo dedicó a trabajar, olvidando su condición de príncipe. ¿Sabes hijo? Es por estas cosas que todo el mundo adora a tu hermano y harían lo que él les pidiera. Más que su rey, ahora es su líder.

El príncipe se marchó pensativo, reconociendo en las palabras de su padre la grandeza de su hermano. Y sin dudarlo, corrió a felicitarle.

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